Hemos llegado a Eyragues después de viaje en otras localizaciones y otros alojamientos. Aquí nos hemos sentido en casa. La casa es preciosa, con una localización excelente pero sobre todo, lo más especial de la casa fueron Pía y Pierre con su simpatía, amabilidad y tan auténticos. A los niños les tenían encantados ayudándoles a recolectar fruta, trayéndoles mermelada hecha por ellos, trayendo otro un cubo para hacer de piscina. La casa tenía además barbacoa, petanca, bádminton, cosa que ha tenido a todos entretenidos. Ha sido para nosotros una estancia muy especial y querida que esperamos un día repetir.